Dadas las circunstancias actuales (COVID-19) siento que es el momento ideal para decir lo que en otras sería ignorado.
Casi todos los problemas del mundo moderno tienen su cimiento en algunos prácticos fundamentales: superpoblación y contaminación. El segundo es en parte consecuencia del primero; si fuéramos sólo un millón tal vez podríamos conservar algunos de nuestros hábitos, pero se estima que ya eramos cuatro millones por el diez mil antes de cristo y actualmente somos siete mil ochocientos millones. Luego, el problema que implica el crecimiento exponencial de la población es amplificado por el también exponencial avance tecnológico, hoy un sólo individuo tiene más capacidad de destrucción que siglos atrás un ejército entero, aún si fuéramos sólo un millón, sin conciencia y responsabilidad en el uso de la tecnología tampoco haríamos gran diferencia. Por último, el avance tecnológico potencia el aspecto más destructivo de la superpoblación: la globalización.
Basta dar un ejemplo referente a una de las más básicas de nuestras necesidades: comer. Las prácticas agresivas tanto agrícolas como ganaderas no obedecen a “alimentar las bocas del mundo”, si se amontona animales en un galpón y se les da pienso o maíz, lo que implica luego millones de hectáreas de monocultivo, siendo deforestación y plagas algunas de sus consecuencias, es puramente por competitividad de precios.
Luego el grado de globalización viene determinado por el nivel de desarrollo de recursos y tecnología, especialmente transporte y comunicaciones. Además del monocultivo mover especies de aquí a allá es otra de las formas más obvias de generar plagas, luego, una epidemia no es más que una plaga a nivel microbiano, ¿es necesario ser científico para captar la idea? El avance tecnológico en sí mismo es algo positivo pero en un mundo donde todo tiene el vil metal como como única meta sólo sirve para aumentar la capacidad de destrucción del ser humano; todo lo que ayude a aumentar la brecha ya existente entre la capacidad y efectividad del hombre de modificar el medio ambiente y la capacidad de la naturaleza de recuperar el equilibrio sólo viene a agravar la situación.
El “fin del mundo” con que fantasean algunos no va a venir así de fácil. A los que esperaban que la naturaleza se encargue de nosotros siento hacerles notar que ya está llegando tarde. No vendrá una civilización extraterrestre madura a educarnos, amenazando con exterminarnos si no nos portamos bien. Lo que va realmente a suceder es lo que ha venido sucediendo sin que nadie se dé por aludido, especialmente en los últimos siglos, y es que nuestro entorno seguirá degradándose progresivamente, volviéndose día a día menos saludable. Entonces, ¿qué sugiere usted hacer al respecto?
Para reducir la población mundial:
Y para reducir la contaminación:
¿Siente que estoy tratándolo de idiota con mi cuestionario? No mate al mensajero, ir por la vida como idiota ha sido desde siempre la elección de la mayoría. El punto de mi sarcasmo es que, subyacente a los dos problemas prácticos mencionados, hay uno ético a tratar primero, que es la tendencia a evadir la responsabilidad. Hay problemas que no se van por sí solos, darles tiempo no es suficiente, especialmente cuando nosotros mismos los alimentamos cada día. En el fondo todos saben, pero niegan, que la única medida práctica posible con respecto a la superpoblación es dejar de tener hijos (descartando las que implican asesinar gente, por supuesto) y con respecto la contaminación es moderar producción y consumo, lo que incluye controlar el uso de la tecnología. El control de natalidad también es cuestión de moderación y, siendo honestos, antes de responsabilidad, teniendo en cuenta que la mayoría viene al mundo por accidente.
Basándonos en todo lo dicho podemos concluir que la única medida práctica efectiva con respecto al estado actual del mundo es moderar nuestros hábitos.
Un buen comienzo es confrontar la propia verdad, preguntarse si por dejadez, pereza, comodidad, cobardía, falta de personalidad, de iniciativa o una combinación de estos factores ha venido dejándose engañar por los medios en cuanto a lo que calidad de vida y bien vivir respecta. Lo que lleva el presente análisis a desvelar la causa primera: bajo el problema ético subyace a su vez uno psicológico, si usted interpretó que el cambio propuesto se trata de disciplina o abstinencia (como en el ejemplo de las dietas de moda) siento decirle que sigue cayendo en el mismo error, que es relegar responsabilidades, es necesario un cambio de enfoque profundo que consiste en dejar de seguir al ganado y animarse a pensar y elegir por usted mismo; le garantizo que esto no sólo le ayudará a moderar sus hábitos, mejorará su calidad de vida a todo nivel.
©2020 - Walter Alejandro Iglesias