Obi Juan, ¡qué novi!

Lucas: —¡Vamo a brindar!

Juan Solo: —¿Y cuál es la ocasión?

Lucas: —¿En qué galaxia vivís?  ¡Le ganamos a estos hijos de puta!

Solo: —Em, ahora que estamos solos, sin tus camaradas los juanes, ¿te puedo hablar abiertamente acerca del tema?

Lucas: —Como siempre.

Solo: —Yo me enganché en esta historia porque me encajeté con tu hermana pero, a decir verdad, nunca digerí del todo los motivos de la rivalidad que tienen ustedes con esta gente.  Empezando por el problema que tuviste con tu papá; él tenía su forma de pensar y eligió qué camino quería seguir, vos podrías haber seguido el tuyo, hacer tu vida...

Lucas: —Veo que no entendiste nada.

Solo: —Entiendo que, para vos, el gobierno con su política pesó más en tu vida que la relación con tu familia.  Al punto de quitarle la vida a tu propio padre.  Yo no te voy a decir qué es mejor, simplemente no comparto.

Lucas: —Intentar explicar mi punto de vista a un “veleta” como vos es gastar saliva.  No tenés ideología, enfoque.

Solo: —Cumplir ordenes, seguir el orden que te vendieron los juanes esos, ¿a eso llamás enfoque?  Vos sos el que no tiene ideas propias.  Sos un pendejo, no tenés personalidad.

Lucas: —¿A vos te daría igual seguir el orden que defendían fascistas hijos de puta como mi viejo?

Solo: —El universo es grande.  Hay espacio para todos.

Lucas: —Ah, escaparse.  Como un cobarde.

Solo: —De escaparse nada.  Si el negocio no te interesa te abrís y punto.  Vivir y dejar vivir.

Lucas: —Eso funciona en tu fantasía de mundo libre.

Solo: —No me salgas ahora con el argumento de la libertad, que a ese yeite de los juanes lo conozco de sobra.  Patié mucho por el Once.

Lucas: —Decime, ¿qué era de tu vida antes de conocernos?  Contame acerca de tu personalidad, tus ideas propias.  Ibas quemando llanta con la albóndiga esa, el Halcón Sexagenario, parabas a ponerte en pedo en algún bar, garcharte alguna prostituta con tres tetas.

Solo: —No mezcles argumentos, ¡eso es de la película de Juanseneguer!

Lucas: —Y, sí, otro boludo como vos.  La vaca tiene cuatro, ¿te va?

Solo: —Con las de tu hermana me basta.

Lucas: —Ah, para responder sos vivo.  Ya que la mencionás, mi hermana no es la que atiende la panadería del pueblo, ése es el detalle que se te pasa por alto de mi familia a la hora de juzgar.

Solo: —Y a vos se te pasa por alto lo hipócritas que son, llaman fachos a la oposición defendiendo una monarquía.  Claro, tu hermana es una princesa “socialista”, ¿no?, va por ahí sacudiendo las joyas pero finge preocuparse por su pueblo, a lo Evita.

Lucas: —Desde fuera es fácil criticar, pero a la hora de gobernar estás obligado a jugar el papel que te pide el pueblo.  Bajo el régimen que sea se acaba haciendo lo que el pueblo quiere.

Solo: —Justamente por esto todos los gobiernos acaban siendo fascistas, con su iglesia y ejército por delante.  Con lo cual, ¿qué te hace pensar que el orden que ustedes proponen es mejor?, ¿que está del lado “claro” de la fuerza?

Lucas: —Pero ¡ellos mataban gente!

Solo: —Ah, sí, porque ustedes mataban muñequitos.  ¡Bajo la careta había gente, loco!

Lucas: —Clones.

Solo: —Y de un “oscurito de mierda”, ¿no?

Lucas: —Mirá Juan, la primera idea es la que vale.  Vamos a brindar.  Por lo que sea, lo que se te cante, que ya peleamos bastante.

Solo: —¿Con qué?  El super más cercano está en la galaxia del Paqui.

Lucas: —Mirá lo que encanuté del sótano del palacio real.  Una botellita de Sauvignon del 3045...

Solo: —Estará picado ya.

Lucas: —¿Qué picado, boludo!  ¡Vas a ver qué novi!


©2019 - Walter Alejandro Iglesias


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