Humanos y máquinas (English)

En el motor de un coche el pistón no puede hacer el trabajo del cigüeñal.  A su vez éste no puede hacer el trabajo de la biela.  Una bujía sólo cumple una función y lo mismo puede decirse del resto de las partes.

El software de computadora es algo más flexible, aun así la base del sistema operativo Unix tiene una buena y fiable filosofía folclóricamente conocida como KISS (keep it simple, stupid), un grupo de pequeños programas escritos con la consigna de que cada uno cumpla una y sólo una función y lo haga correctamente.  Luego brinda una forma de combinar estos programas para realizar tareas más complejas.

Hace más de dos décadas, mientras estudiaba violoncelo en el conservatorio de música de mi país, Argentina, decidí intentar seguir un curso de lutería que daba un hombre mayor los sábados.  Para el que no lo sepa, se llama lutier (o luthier) al que construye instrumentos musicales, especialmente los de cuerda como violines o violoncelos.  Algunos se sorprenden cuando se les dice que para construir la tapa de un violín (así como la de un violoncelo) el lutier logra la concavidad a fuerza de gubia partiendo de un bloque sólido.  Y, a medida que cava, controla con un calibre especial cuidando conseguir el mismo espesor en toda la extensión de la tapa.  Durísimo trabajo artesanal.  Entendí que debía elegir entre tocarlos o construirlos dado que ambas tareas exigen dedicación completa; no sin lamentarlo abandoné al mes.  De esta experiencia guardo un diálogo corto que mantuve con el profesor antes de dejar el curso, me contó que había vivido varios años en los Estados Unidos donde tenía un empleo en una fábrica de pianos con un fabuloso salario.  Cuando le pregunté lo obvio, por qué regresó a la Argentina a ganar menos de la séptima parte de lo que ganaba allá, me explicó que se aburría de cortar las poco agraciadas teclas de piano toda la jornada.  Él era sólo un eslabón en la cadena de producción.

La sociedad moderna es como una máquina, cada individuo es forzado a cumplir una tarea específica, como las herramientas en el ejemplo de Unix.  Durante toda la jornada y, con “suerte”, durante toda la vida.  Por supuesto que es económicamente productivo pero lo que es bueno para las máquinas no necesariamente lo es para las personas.  Conforme el tiempo pasa se parecen más a pistones o bujías, perdiendo la cualidad que los distingue como seres vivos: su capacidad de adaptarse o aun de ver el contexto.

El sinsentido del mundo tal como lo hemos distorsionado nos lleva día tras día en dirección contraria a la que el sentido común indica que es saludable.  Las máquinas, las aplicaciones, incluso las más absurdas e inútiles, tienden a querer abarcar un contexto cada vez más amplio, mientras que las personas se especializan cada vez más en tareas específicas.  En definitiva, hemos estado aplicando la filosofía Unix a las personas y al mismo tiempo convirtiendo herramientas en Ta­ma­got­chis.  Una sobrina mía de veintitrés años que contactó conmigo hace un par de años desde Argentina (mi país natal) se sintió sumamente ofendida conmigo y dejó de responder mis mensajes después de que yo me refiriera a su smartphone como “ese aparatito de mierda”.

©2009 - Walter Alejandro Iglesias (último párrafo agregado en 2024)

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