Postcambalache (English)

En defensa de los demás podría apelar a las palabras atribuidas a aquel fulano en la cruz, «Perdónalos Padre, no saben lo que hacen», si no fuera porque, contrariamente a lo que me achacan los que pretenden ponerme en duda conmigo mismo, nunca pude llevar a la práctica lo de ponerme en un plano de superioridad respecto al resto, principalmente porque objetivamente no percibo que sea así, he conocido mucha gente cuyo talento, conocimiento, capacidad, voluntad eran destacables, no obstante enfocaban estos recursos en lo que el contexto actual exige para subsistir.  Y dado que el mundo, como el ser humano lo ha tergiversado, se ha vuelto tan complejo (cuando digo complejo no lo digo en sentido positivo) la formación se ha vuelto obligadamente especializada; cuanto más compleja la tarea, más especialización y enfoque exige a quien la realiza, sumemos a esto que en la vida moderna, como el mundialmente preponderante sistema capitalista moderno la plantea, el individuo dejó hace tiempo de ser “persona” para convertirse en autómata, una máquina de producir y consumir.  A pocos crucé por el camino inteligentes en el amplio sentido, inteligentes para pensar y decidir por sí mismos en el arte de vivir, sencillamente porque el sistema agota los recursos del individuo en lo que al funcionamiento del sistema atañe, obligando al individuo a dejar a un costado, totalmente abandonados, su propios intereses como persona, como ser vivo.  Ni siquiera los que se dedican al arte o la filosofía necesariamente se detienen en estos temas.  Por dar un ejemplo: ¿es necesario aclarar que es por esto que pocas amistades, parejas, matrimonios, familias perduran hoy día?  Vemos cómo, en sociedades regidas por políticas diferentes o incluso supuestamente opuestas, el individuo se ve reducido a lo mismo, no hay diferencia en el rol que acaba desempeñando tanto en un capitalismo liberal, un gobierno socialista o un régimen comunista, la persona siempre se ve reducida a un mero engranaje en la maquinaria.  No sabría asegurar si es por efecto de la superpoblación, nuestra condición de plaga, la cuestión es que en el contexto actual el proceso exponencialmente creciente de alienación del individuo es irreversible e inevitable.  ¿Cuándo tocaremos fondo?  Pregúntenselo al de la Cruz, si es que algún día se le da por volver (y no se vuelve a ir, lavándose la manos, como hizo la primera vez).


©2024 - Walter Alejandro Iglesias


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